EL JUICIO A MERCEDES VLAOVIC, CAPÍTULO 12


 

         Elvira demoró un poco más de lo habitual en levantarse. Una vez que lo hizo, se acercó lentamente al estrado y caminó de nuevo hacia su banco. Giró, miró fijo a Mercedes y lentamente comenzó a preguntar. “Señora Vlaovic, sabemos que su matrimonio no era perfecto. ¿En qué momento empezó a engañar a Daniel?

- Después de un tiempo en que me venía golpeando, empecé a perder las esperanzas y me puse a buscar consuelo en algunos amigos.

- ¿Eso significa que buscaba sexo y relaciones?

- No. Sólo quería que mis amigos estuvieran a mi lado.

- Pero las relaciones con otros hombres existieron. Su cuñado y su instructor de tiro lo confirmaron aquí. Además su suegra afirma que la descubrió con otros hombres.

- No voy a negar que tuve relaciones con otros hombres.

- ¿Esas relaciones fueron frecuentes?

- No.

- ¿Cuántos hombres fueron?

- Objeción señoría, interrumpió Blanco, es irrelevante.

- Ha lugar.

- Señora Vlaovic, ¿hablaba usted con muchas personas respecto de su matrimonio o de su esposo?

- No muchas.

- ¿En su trabajo lo hacía?

- No.

- ¿No? Tengo entendido lo contrario. En esta declaración – iba sacando una hoja de su carpeta – un compañero suyo dice que la escuchó hablar con otra colega suya, Silvina Tomasoni. ¿Por qué cree que lo dice?

- Porque hay gente que no tiene vida propia.

- ¿Solamente por eso? Interesante respuesta. ¿Hablaba usted con Silvina Tomasoni de su esposo?

- A veces, sobre todo cuando había tenido una pelea fuerte con Daniel.

- ¿Recuerda una conversación con Silvina Tomasoni en la que usted le dice que no soportaba más a su esposo y que haría todo lo posible para deshacerse de su matrimonio?

- La verdad que no.

- Tal vez pueda refrescarle la memoria. ¿No le dijo a su amiga que Daniel ya no lo satisfacía en la cama y que se sentiría aliviada si él ya no estuviera?

- Señoría protesto, interrumpió bruscamente Blanco, mi colega está convirtiendo este caso en una telenovela.

- Lo voy a permitir señor Blanco. Prosiga señor Elvira.

- Gracias señoría. Espero su respuesta señora Vlaovic.

- Le repito que yo hablaba con Silvina después de discusiones fuertes que tenía con Daniel. Lo que le haya dicho no es para tomarlo del todo en serio.

- ¿Pero recuerda la conversación ahora? Conteste.

- Señora Vlaovic conteste a la pregunta, ordenó el juez.

- Sí, recuerdo la conversación.

- Díganos señora Vlaovic, ¿por qué tenía usted un arma en la casa?

- Ya nos habían robado y asaltado varias veces. Daniel decidió comprarla pero nunca la usó.

- Pero usted decidió tomar lecciones de tiro y, casualmente, lo hizo pocas semanas antes del homicidio. ¿Cómo explica eso?

- Le repito, en el barrio la ola de robos crecía y temía por mi seguridad.

- Claro. Señora Vlaovic, ¿mató usted a su esposo?

- No.

- ¿Tiene idea de quien pudo hacerlo?

- Ni la más remota.

- ¿Cree que pude haber sido yo?

- Objeción señoría.

- Ha lugar.

- Retiro la pregunta. Le repito la primera, ¿tiene idea de quien pudo haberlo matado?

- No lo sé.

- ¿Por qué se encontraron sus huellas digitales en el arma?

- Porque cuando vi a Daniel tirado en el suelo, tomé el arma pero enseguida la solté.

- Ya veo. Usted pretende hacerle creer a la corte que algún duende pasó por ahí y mató a su esposo.

- Señoría, insistió Blanco.

- Señor Elvira, reprimió el juez, no le voy a permitir que haga de este juicio un circo. Simplemente pregunte sin hacer comentarios o ironías.

- Sí señoría. Señora Vlaovic, usted dice que escuchó ruidos al acercarse a su casa, ¿qué tipo de ruidos eran?

- Muy fuertes. Podría decirle que parecían disparos, pero por el estado de shock en el que estaba, no estaría dispuesta a asegurarlo.

- Usted dijo que ya le había enviado la solicitud de divorcio a su esposo, ¿cuánto tiempo antes de ese día lo había hecho?

- Esa misma semana.

- ¿Cómo cree usted que su esposo iba a tomar esa decisión suya?

- No muy bien.

- ¿Eso la asustaba?

- Mucho, pero ya estaba decidida.

- Ya lo veo, muy decidida a todo estaba usted sin dudas.

- Señoría, exclamó Blanco.

- No tengo más preguntas”, cerró el fiscal.


Continuará...

El Puma

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