SE REINVENTAN


     Uno es portugués, surgido de Sporting Lisboa. Goleador de una potencia increíble, con un estado físico envidiable y un profesionalismo ejemplar. Campeón en Manchester United, Real Madrid, Juventus y con la selección de su país, es un indiscutido dentro de la historia del fútbol mundial. De gran contextura, remate potente y preciso cabezazo, es un jugador temible de tres cuartos de cancha para adelante. En los últimos años, debido al paso del tiempo, viene regulando y recorriendo menos metros en el campo de juego, pero dando más calidad que cantidad. 

    El otro es argentino, que hizo parte de las divisiones inferiores en Newell´s Old Boys de Rosario y el resto en Barcelona, además de hacer la mayor parte de su carrera en el equipo catalán. Su juego es más natural y de mayor habilidad. No solamente un gran goleador (sin ser delantero de área), sino también un gran generador de juego, haciendo jugar al equipo y asociándose con sus compañeros. Al igual que Cristiano, se vio obligado a regular, ya que no tiene más esa explosión y velocidad de antaño. Entonces, también da más calidad que cantidad. 

    El lusitano, pasó rápidamente a Manchester United siendo muy joven y allí, en pleno auge de la era Alex Fergusson, triunfó. Obtuvo ligas inglesas y una U.E.F.A. Champions League y heredó un dorsal con mucha historia previa: el 7 que usaron Eric Cantoná y David Beckham. Siempre bien rodeado y con más explosión, con más recorrido en cancha, Cristiano Ronaldo se había vuelto imparable, haciendo goles desde media y larga distancia, de tiro libre, de penal, de cabeza, de lo que a uno se le ocurriera. Dijo Carlos Tévez, con quien compartió plantel en Manchester, que jamás había podido llegar antes que el portugués a un entrenamiento, por más esfuerzos que haya hecho. Luego vino una década gloriosa en Real Madrid, compartiendo el reinado con Barcelona y títulos europeos, además de Balones de Oro.

    El rosarino debutó con 17 años en Barcelona bajo el ala de Ronaldinho, quien vaticinó que la "Pulga" lo superaría en poco tiempo. Su mejor versión surgió con la mejor versión de Barcelona, cuando Josep Guardiola asumió como entrenador. Comenzó con el número 30, luego el 19 y, cuando finalmente Ronaldinho se fue, el 10. Su etapa en Cataluña coincidió con, para mucho, la mejor era de la historia del club. El conjunto "Culé" se disputó el cetro con Real Madrid. Messi, a su vez, obtenía 6 Balones de Oro durante su larga estadía en España. 

    En sus respectivas selecciones, ambos son los máximos goleadores históricos y ambos tienen un título continental. Sólo les falta un Campeonato del Mundo, pero aun si no lo lograran, nadie los va a discutir. 

    Pasaron los años y su brillo parecía apagarse. El portugués tuvo la astucia de irse de Real Madrid obteniendo la U.E.F.A. Champions League (la tercera consecutiva de los "Merengues") en 2018. Se vio venir el fin de ciclo colectivo y entendió que debió buscar nuevos desafíos. Se fue a Italia, a Juventus. Los de Turín dominaban la liga local y estaba cerca en Europa. La llegada de Cristiano dio la esperanza de una posible consagración continental. Pero esa no llegó. Si bien los números del lusitano en Juventus son muy buenos, la realidad es que llegó a un conjunto multicampeón y terminó yéndose perdiendo la última liga a manos de Inter. Ahora regresó a Manchester United, a ver si vuelve la era ganadora de su mano. Arrancó con el pie derecho, pero el tiempo dirá si logrará prevalecer ante Chelsea y Liverpool. 

    Messi, por su parte, se quedó tiempo de más en Barcelona. Por una cuestión de comodidad y de lealtad ante el equipo que lo cobijó desde muy chico, no abandonaba a un barco que se hundía. El "Barsa" perdía brillo, pero todavía daba pelea nada más que por contar con el argentino. Este año, al no llegar a un acuerdo para renovar su vínculo, la "Pulga" se marchó y buscó nuevas motivaciones. Aterrizó en Paris Saint Germain, multicampeón francés que busca la Champions obsesivamente. ¿Podrá lograrlo o tendrá el mismo resultado que Cristiano en Juventus?

    Sin dudas, estamos en presencia de la última función futbolística de ambos. ¿Cuánto tiempo más durarán? Nadie sabe. Ambos dominan el escenario futbolístico desde hace más de una década, ambos siguen reinventándose y buscando ganar más. Ninguno de los dos juega por dinero, puesto que ya tienen para dejar tranquilas a cinco generaciones de descendientes. Lo hacen por la gloria. ¿Quiénes los suplantarán? ¿Acaso será Kylian Mbappé? ¿O Erling Haland? Por ahora, mientras ellos quieran y sigan con la capacidad de reinventarse, los que están abajo van a tener que seguir esperando.

El Puma

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