EL JUICIO A MERCEDES VLAOVIC, CAPÍTULO 3
“Gracias señor Elvira,” espetó
fríamente el juez y continuó, “ahora quiero escuchar la exposición de la
defensa.” En ese momento el abogado de Mercedes, Enrique Blanco, denominado
cariñosamente “el gordo” por sus amigos y colegas, se levantó y luego de
acomodarse su saco, ajustarse el nudo de la corbata y arreglarse el peinado con
ambas manos, expuso su caso: “Daniel Vlaovic, esposo de mi cliente, apareció
muerto de tres balazos. Contrariamente a lo que manifestó el señor fiscal, el
occiso se había ganado la antipatía de muchos vecinos, compañeros de trabajo y
hasta de familiares. ¿Por qué? Muy sencillo, era una persona hosca y tenía mal
trato con sus semejantes. Solía golpear a su esposa, hecho que demostraremos
con el testimonio de un doctor, los peritajes y de algunas personas del barrio.
Mi colega se basa en un testigo ocular y en una convicción, diría casi
pasional. La señora Vlaovic sí compró un arma, pero era para defensa del hogar
dado que en la zona se registran robos y asaltos en forma… diría casi
permanente. La defensa demostrará que mi cliente sí tuvo una discusión muy
acalorada con su marido, en donde hubo golpes por parte de él y que había
salido por unos minutos y cuando regresó, al entrar a su domicilio encontró
muerto a su esposo y que salió desesperada a buscar ayuda. Llamó a la policía y
se presentó en la comisaría más cercana para hacer la denuncia. No negaremos,
señoría, que el matrimonio no tenía pies ni cabeza, pero comprobaremos que
Mercedes Vlaovic no cometió delito alguno.”
Continuará...
El Puma
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