EL JUICIO A MERCEDES VLAOVIC, CAPÍTULO 1
Finalmente el día llegó,
era un lunes tormentoso de fines de noviembre en los Tribunales del centro de
Buenos Aires. Toda la prensa estaba reunida allí, esperando tener noticias o
alguna declaración. Cuando Mercedes se bajó junto con su abogado de un taxi,
los periodistas se abalanzaron sobre ella casi atropellándola. “Señora Vlaovic,
¿qué tiene que decir?”, preguntaban los reporteros mientras el letrado pedía
permiso y aclaraba con voz firme y tajante que no harían declaraciones. Pasar
ese obstáculo para poder entrar a Tribunales les tomó a ambos diez minutos.
Cuando ingresaron a la sala, se produjo
un tumulto por parte del público que se acercó al edificio y que había tomado
partido. Un sector hostilizaba a Mercedes, mientras que otro la defendía. Ella
estaba con la expresión dura, paralizada. Su rostro palideció ante los gritos y
un cosquilleo en el estómago le vino en ese momento. Con el pasar de los
minutos, la situación se normalizó y el juez Camilo Collina entró. Este era
conocido por las duras penas que imponía y por ser una persona inflexible,
ética e incorruptible. Su apariencia de hombre serio, parco, severo y cuyo
cabello oscuro estaba peinado con gomina para atrás, asustaba a más de un
acusado.
Continuará...
El Puma
Muy bueno!!
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