MOSTACCIONI, CAPÍTULO 7
Cuando
regresó a Palermo, se encontró con un caos. En el aeropuerto, una decena de
periodistas se abalanzó sobre él. “Comisario, ¿qué puede decirnos de los
episodios del último fin de semana?, ¿Dónde ha estado?, ¿Cómo sigue la causa
Paladini?”, le preguntaban los reporteros ante la atónita mirada de Marini
quien no hizo declaraciones. Por otra parte, los civiles que estaban allí lo
insultaron y abuchearon. “Renuncia, sinvergüenza. Eres el peor policía de la
historia de Palermo. Cuando te vayas, llévate a ese enano de mierda que tienes
al lado tuyo”, le gritaban.
Tardó
media hora en salir de allí y se dirigió a la jefatura. Lo aguardaban sus
colaboradores y el alcalde. “Que bonito, dijo Di Pietro, hay crímenes en
Palermo y el comisario en jefe se va de vacaciones. Dígame Marini, ¿No pensó en
ir a Cortina D´Ampezzo también? Dicen que hay mucha nieve esta temporada. O a
Forte dei Marmi, ¿por qué no? Es linda nuestra costa norteña.
- No me fui de vacaciones señor alcalde. Es
más, he avanzado en el caso Paladini.
- Me importa un pepino el caso Paladini en
este momento. El último fin de semana, un grupo de pandilleros hizo estallar
una bomba cerca del hotel Abud Alah Dihn, donde estaba hospedado el plantel de
Cagliari.
- Y...
- Mire Marini, si para la próxima semana no
encuentra a los culpables y no pone orden en la ciudad, me encargaré de que no
trabaje más en la policía. Con mucha suerte podrá dirigir el tránsito en el
Polo Norte.”
Di
Pietro se fue dando un portazo. Marini no entendía nada. Sus colaboradores, que
habían llegado el día anterior, tampoco estaban muy al tanto. Llamaron a Elena
y ella contó lo que había pasado: “El sábado jugaron el equipo de Palermo
contra Cagliari. Horas antes del encuentro, estalló una bomba en el hotel donde
concentraban los visitantes. Afortunadamente, los jugadores se encontraban
paseando por la ciudad, pero el hecho debe haber influido en su rendimiento
pues perdieron por
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