DEJA VU Y FINAL CON ESCÁNDALO


     Una polémica de la que se hablará mucho durante días y días fue la protagonista de este encuentro de octavos de final de la Copa Libertadores entre Atlético Mineiro y Boca Juniors. La noticia, estrictamente estadística, dirá que el conjunto brasileño eliminó al argentino, tras dos empates sin goles y una definición por penales que terminó por 3 a 1. Sin embargo, poco se hablará de eso. De un partido en el que Mineiro respetó a Boca por demás, en el que el conjunto de la Ribera mostró entusiasmo y actitud, además de muchas limitaciones. El partido fue un poco más dinámico que a la ida, pero nada más. 

    En el partido de ida, Boca fue un poco mejor que su rival y se habló toda la semana del gol que le anularon, a instancias del V.A.R., por un supuesto empujón de Norberto Briasco (el gesto se vio, lo que no se apreció fue la fuerza del mismo). En la revancha, Marcelo Weingandt había puesto al conjunto "xeneize" en ventaja, tras un rebote del arquero Everson. Pero el árbitro uruguayo Esteban Ostojich, otra vez a instancias del V.A.R., anuló el tanto por un offside de rodilla de Diego González. 



    Este hecho fue el saliente. Si hubo penales mal pateados o un partido que provocó más bostezos que otra cosa, este gol mal anulado se llevó todas las miradas, las protestas y los papelones que vinieron antes y después. Todo comenzó después del partido de ida, cuando el presidente de Mineiro, Sergio Coelho, se quejó del recibimiento y el trato recibido por sus pares de Boca, prometiendo el mismo trato a su rival en tierras brasileñas. Y cumplió. Lejos de comportarse como dirigente, provocó un escándalo digno de un barra brava de tercera línea. Los de enfrente no se quedaron atrás y respondieron de la peor manera, generándose incidentes y hasta detenciones. Varios jugadores de Boca y hasta miembros del Consejo de Fútbol fueron demorados en una comisaría.

    Lamentablemente, el fútbol quedó en segundo plano. Una injusticia derivó en un circo que lejos está de lo que se quiere ver en este deporte. El fallo que generó esto, sumado al del partido de ida, la irresponsabilidad dirigencial y la poca profesionalidad demostrada por los futbolistas, escribe una página negra en esta competencia continental. Boca tuvo un déja vu, fue provocado y entró en ese juego. 

El Puma

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