ASESINATO EN EL SERVICIO EXTERIOR, CAPÍTULO 28, PARTE 3


     En diciembre hubo ascensos en el Cuerpo de Policía, y el Escribiente Mayor Mazzuchelli accedió a la categoría de Subteniente. Tras la reflexión, fue a agradecérselo a Menchaca. Aunque sabía bien la proveniencia del ascenso, también le había pedido a su Jefe la intervención, y había que dejar constancia del agradecimiento ficto, sino era como darle estado público a su convicción de que Menchaca no había hecho nada. Por lo demás, al Comisario le faltaba bastante para jubilarse, y podía reencontrárselo en alguna otra jefatura... parece que lo iban a mandar al frente de Defraudaciones y Estafas. Ya delante del Comisario le dio el Ave María.

    "Permiso, mi Jefe".

    "Adelante, Subteniente", le dijo, tratándolo por el nuevo rango.

    "Gracias a usted".

    "Agradézcalo a sus méritos".

    Menchaca se quedó viéndolo un ratito. "Cha que soy boludo" - pensó - "recién me doy cuenta". Y a continuación:

    "Usted tuvo esa tesis desde el principio, en el caso de Mittelmongolia".

    Modestamente, Mazzu replicó:

    "Es que todos los crímenes, señor, se resuelven a nivel psicológico. Más allá de los hechos, la personalidad del acusado Foffeti era patológica. Había caído en el síndrome" - reciente incorporación al vocabulario de Mazzu - "de la ambición. Y además, cherchez la femme, como quien dice".

    "¡Cómo se ha sofisticado este mozo!" pensó Menchaca. "No hay como el roce... Pero vamos a hacer un sondeo".

    "En fin, lo que es verdaderamente una coincidencia es que Sphincter haya salido con su misma teoría".

    "Bueno, usted sabe que este Sphincter es un demonio inteligente".

    "Claro, así dicen, aunque yo no estoy tan seguro. En todo caso, usted lo pensó, estoy seguro, antes que él, porque me acuerdo muy bien de sus rendiciones de cuentas conmigo... Lástima que usted, teniéndolo todo cocinado, al final se haya callado la boca y no haya salido adelante con sus descubrimientos..."

    Mazzu no era tan lento de magín como para no percatarse, luego de esta frase, que Menchaca había penetrado en el secreto de su ascenso, máxime cuando había sido él mismo quien le había puesto al tanto de la anterior combinación de Romero y el investigador privado. Su deber como subordinado había sido el de advertirle las últimas novedades, en vez de pasárselas a Sphincter. Había que escaparse, porque Menchaca era medio impredecible.

    "Y... es mi timidez, no me animo... Bueno, señor, quería agradecerle su intervención tan eficaz ante la Junta".

    "No faltaría más, usted se merecía el ascenso. Yo he sido sólo... uno de los instrumentos del destino".

    Mazzu le tendió la mano, y Menchaca luego del apretón, le dijo:

    "Usted, evidentemente, pertenece a esta nueva camada más..." - vacilación mientras pensaba "chanta" - "...tecnificada de la Policía. Pero crea en la intuición de un viejo sabueso: Violeta no fue, y Foffeti es un cagón que jamás se hubiera animado".

    Mazzuchelli se cuadró, y se fue sin decir palabra, mientras Menchaca cavilaba:

    "Ya vas a venir con el caballo ladeado, ¡atorrantito! Y ahí te voy a dar con el hacha".

    Pero en el fondo era un hombre justo, también pensó que de haber dependido de su intervención, el pobre Mazzu se hubiera jubilado de Escribiente Mayor, y que en el cambalache de este mundo cada uno se las rebuscaba como podía.


Continuará...

Gastón Lejaune

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