¡Y ESO QUE ESTABAN DE VACACIONES!
En los primeros años de la década del
90, Europa sufría varios cambios. Tras la caída del muro de Berlín, hubo un
efecto dominó en el que fueron cayendo regímenes autoritarios y dictatoriales,
hasta llegar a la desintegración de la Unión Soviética. Estos acontecimientos,
obviamente, afectaron al deporte y, en este caso en particular, al fútbol. Se
venía la Eurocopa de Suecia 1992 y ya estaba confirmada la lista de
seleccionados clasificados. Entre ellos se encontraban la Unión Soviética y
Yugoslavia. En el caso de la primera, participó pero bajo la denominación de “Comunidad
de Estados Independientes” como un hecho excepcional. Para el caso de
Yugoslavia, la situación era mucho más complicada. Sumido el país en una
sangrienta guerra civil y una situación, en ese entonces, irreconciliable, se
invitó al equipo que había salido segundo del grupo en el que participaba,
durante la etapa clasificatoria: Dinamarca.
Cuando se tomó esta última
determinación, los jugadores daneses se encontraban de vacaciones y fueron convocados
de emergencia para la competencia. Para colmo de males, compartían zona, en la
primera ronda, con Suecia, Francia e Inglaterra. Tras igualar en sus dos
primeros partidos, primero ante Inglaterra y luego ante el local, le tocó el
turno de enfrentar a Francia, uno de los candidatos al título. Con una gran
actuación, anuló al conjunto galo y lo derrotó por 2 a 0, clasificando segundo detrás
de Suecia que había eliminado a Inglaterra, otro de los aspirantes al título.
Ya había llegado mucho más lejos de lo
que aspiraba, este equipo que tenía en el arco al gigante Peter Schmeichel, un
ícono de la valla de Manchester United, a Brian Laudrup como volante creativo
y, ocasionalmente, delantero, a un atacante liviano y veloz como Fleming
Povlsen y un generador como Henrik Larsen. En la semifinal tenían enfrente al
último campeón continental, los Países Bajos. Ese encuentro memorable frente a
la Naranja Mecánica, finalizó 2 a 2, siendo los daneses quienes se encontraron
en ventaja dos veces. En la definición por penales, Schmeichel se convirtió en
héroe al atajarle el remate al temible goleador neerlandés, Marco Van Basten.
Y llegó la final ante Alemania. Con
solidez, velocidad, buen juego y dominio del trámite, Dinamarca venció por 2 a
0 sorprendiendo a propios y a extraños, siendo el primer campeón de Europa que
no había clasificado para el certamen. Sin embargo, nada se les puede achacar a
estos jugadores que fueron a competir seriamente y obtuvieron un merecido
premio. ¡Y eso que estaban de vacaciones!
El Puma
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