LOS AÑOS INTERNACIONALES DORADOS DE STEAUA BUCAREST
Corría la edición de la Copa de
Campeones de Europa, hoy conocida como la U.E.F.A. Champions League, 1985-1986.
Barcelona aún estaba negado entre los ganadores de ese certamen. Ni siquiera
habían logrado levantar la “orejona” con Johan Cruyff entre sus filas. Ese año,
tenía una oportunidad inmejorable, incluso siendo prácticamente local en la
final, en Sevilla. Venía de hacer una campaña memorable, eliminando a Porto
(campeón de la edición siguiente) y a Juventus (ganador del año anterior),
entre sus victorias más destacadas. En frente se encontraba ante un ignoto
Steaua Bucarest. ¿Qué se sabía del conjunto rumano? Que era el equipo del
ejército y favorito del régimen sanguinario presidido por el dictador, Nicolae
Ceaucescu. El conjunto capitalino se hacía fuerte con jugadores de otros
equipos a voluntad, además de reclutar jóvenes con la condición de que
estuvieran exentos del servicio militar obligatorio. Así se hizo de los
servicios de Gheorghe Popescu y Gheorghe Hagi (en la siguiente foto), entre los casos más notorios.
Cuenta la leyenda que era favorecido en la liga local por ser el equipo del
régimen, algo que jamás fue probado. Steaua llegaba a la final en forma
inesperada, y solamente alguien demasiado audaz podía apostar que vencería a
Barcelona en la final.
Sin embargo, la presión y los nervios
por obtener su primera Copa de Campeones, le jugaron una muy mala pasada a los
catalanes. Sin inquietar demasiado a los rumanos, se los vio atados, tensos y
nublados a la hora de llevar peligro al arco defendido por Helmuth Duckadam. La
figura de Barcelona, el alemán Bernd Schuster, fue reemplazado faltando seis
minutos para el final y, ofuscado, se fue del estadio, tomó un taxi y se marchó
al hotel. En 120 minutos, no se sacaron diferencias y fueron a la definición
por penales. En los primeros cuatro remates, los arqueros Javi Urruti, y el ya
mencionado Duckadam se lucieron atajando todos. Sin embargo, fue éste último quien
se llevó todos los laureles deteniendo dos tiros más, mientras que Marius
Lacatus y Gavril Balint concretaban los suyos, dándole al fútbol rumano su
único título continental hasta la actualidad. A fin de ese año, se jugaba la
Copa Intercontinental, en Tokyo, en dónde Steaua enfrentaba a River Plate,
perdiendo por 1 a 0. Ya no estaba Duckadam en el arco, por una trombosis en sus
manos, aunque la leyenda cuenta que, por una diferencia por Valentin Ceaucescu,
el arquero fue brutalmente golpeado a martillazos por la Securitate, ejército
del régimen, aunque eso fue categóricamente desmentido por la persona
interesada. En la actualidad, Duckadam es presidente del club al que se
denomina FCSB, que son las siglas de la institución.
A pesar de que muchos pensaron que iba
a ser raro que Steaua repita lo logrado en 1986, el conjunto rumano demostró
que lo hecho no había sido casualidad. Mantuvo el equipo y lo mejoró, teniendo
en sus filas a parte importante del seleccionado rumano que jugó los mundiales
de Italia y Estados Unidos, en 1990 y 1994. Estuvo a punto de repetir el logro,
en 1989, pero se encontró en la final con el espectacular Milan de Arrigo
Sacchi, que venía de propinarle la peor goleada de su historia a Real Madrid en
la semifinal. La final fue, casualmente, en Barcelona. Esa sí fue la última
función de aquel memorable equipo. A fin de ese año, cayó el régimen de
Ceaucescu y, como era de esperarse, la mayoría de las figuras de Steaua, como
también de otros equipos rumanos, fueron vendidas a las ligas más poderosas de
Europa. Si bien Steaua sigue siendo el equipo más importante del país y tiene
otra denominación, nunca más pudo repetir esos años dorados en el plano
internacional, entre 1985 y 1989.
El Puma
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