CRÓNICA DE UN FINAL ANUNCIADO


 

         De un tiempo a esta parte estaba en boca de todos. Que si vivía los partidos con demasiada intensidad, poniendo nerviosos a sus jugadores; que si no lograba encontrar el equipo y su funcionamiento, y por eso probaba esquemas y jugadores; que si convencía o no al hincha de Racing… todo esto y mucho más, era lo que se decía de Sebastián Beccacece al frente de la “Academia”. Su contrato con la institución de Avellaneda vencía el 30 de junio de 2021, pero era más de uno el que pensaba que iba a ser antes.

         La eliminación de la Copa Libertadores, en cuartos de final, a manos de Boca, aceleró el trámite. Si bien se pensó que el entrenador renunciaría como mecanismo de solidaridad a Diego Milito, el manager, quién también se iba, el rendimiento de Racing ante el “Xeneize” fue determinante para que el rosarino se fuera. Había llegado a principios de año, tras haber tenido un papel decepcionante en Independiente. En el Rojo dejó un rendimiento que daba más dudas que certezas, además de que llevó a varios jugadores que no rindieron. A su favor, está el hecho de que Independiente hace tiempo no es el protagonista histórico del fútbol argentino.

         Al llegar a Racing, un equipo que viene estando en el podio – aunque un escalón por debajo de River y de Boca – Beccacece tenía la posibilidad de potenciarse como entrenador y demostrar que lo hecho en Defensa y Justicia no había sido casualidad (claramente, no lo fue). Sin embargo, el rendimiento alcanzado por Eduardo Coudet, bajó categóricamente. El rosarino cambiaba de esquema y jugadores, casi con frecuencia. Si bien los primeros resultados fueron buenos, con triunfo épico ante el clásico rival, los murmullos empezaban a sentirse. Jugó fuerte al empezar a marginar a los experimentados Lisandro López y Darío Cvitanich, pero sus reemplazantes los hicieron extrañar. En la Copa Libertadores, tuvo un andar tranquilo al comienzo, venciendo bien a dos rivales inferiores como Alianza Lima y Estudiantes de Mérida y peleando con un histórico como Nacional de Montevideo. En octavos de final, le tocaba el defensor del título, Flamengo. Solo en la ida de esa serie, se vio un Racing en una gran versión. Siendo superior, en un partido parejo, a su rival y al que, injustamente, le anularon dos goles. En la revancha, fue vapuleado por el conjunto carioca pero, por esas cosas del fútbol que no tienen explicación científica, se encontró con un gol y lo aguantó como pudo hasta casi el final. Luego vino la definición por penales, y pasó.

         Su prueba de fuego, para demostrar que finalmente Racing está en condiciones de codearse y tutearse con los dos equipos más importantes de la Argentina, era el duelo con Boca. En el partido de ida, jugado en Avellaneda, en un trámite parejo, Racing acertó la más clara que tuvo y se fue arriba, bien parado en la revancha. Sin embargo, allí se vio una versión descolorida de la “Academia”. Todo el barullo que era el rendimiento del equipo, se terminó de ver en los 90 minutos de la vuelta. Boca fue muy superior y debió haber goleado, pero el equipo “Xeneize” fue lo que Racing lo dejó ser. Supuestamente, el planteo iba a ser defensivo, por eso puso a 5 hombres en la última línea. No se defendió. Simplemente miraba como su arquero, Gabriel Arias, se convertía en figura y lo salvaba del papelón (en el resultado, en el rendimiento no había forma de salvarlo). Una pauta de que ni siquiera se defendió, fue que no cometió ni una sola infracción durante el primer tiempo. Y la muestra más cabal del desorden y desorientación de Racing, es la falta que le comete Lisandro López a Eduardo Salvio a los 15 minutos del complemento para cometerle penal. No por la infracción en sí, sino por la posición en la que se encontraba el goleador de la “Academia”. ¿Podía perder? Claro que sí, pero con otra actitud. Esos 90 minutos que los hinchas de Racing querrán olvidar cuánto antes, sentenciaron la suerte del entrenador.

         Sebastián Beccacece es un entrenador muy joven y puede llegar a tener su revancha en algún equipo grande, a pesar de haber cosechado tres malas experiencias. Evidentemente, aún no logró plasmar todo lo bueno que hizo en Defensa y Justicia (dónde fue subcampeón del torneo local) y deberá encontrar el equilibrio para no volver a caer en el barullo como en Avellaneda o en la Universidad de Chile. El rendimiento de Racing en las últimas semanas, ya daban muestras de que este final iba a ser inevitable.

El Puma

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