ALEMANIA 2006: ¿REALMENTE ESTABA ARGENTINA PARA GANAR EL MUNDIAL?

 

         Mucho se ha dicho de la selección argentina que participó del Mundial 2006, en Alemania. Que estaba para ganarlo; que tuvo mala suerte; que jugó mejor que el resto; que si el arquero, Roberto Abbondanzieri, no se lesionaba, en los penales ante el local, se pasaba, y tantas otras cosas.  ¿Realmente era así?

         Argentina compartió el grupo C con Serbia y Montenegro, Países Bajos y Costa de Marfil. En la previa, era complicado, casi un “grupo de la muerte”. Serbia y Montenegro siempre contaba con grandes jugadores; Costa de Marfil tenía en Didier Drogba a su gran figura, mientras que Países Bajos es una piedra en el zapato de los albicelestes, históricamente. El conjunto argentino tenía muchos jugadores para depositar sus esperanzas: Juan Pablo Sorín, Juan Román Riquelme, Pablo Aimar, “Lucho” González, Carlos Tévez, Esteban Cambiasso, Javier Mascherano, Hernán Crespo, entre otros. Entre esos muchos nombres, llamativamente faltaba uno relevante: Javier Zanetti. No se entiende por qué el “Pupi” no estuvo en el Mundial, ya que en el plantel no había laterales por la derecha.

         Finalmente, en la práctica, los hechos distaron mucho de las predicciones. Argentina venció en el debut a Costa de Marfil por 2 a 1, con goles de Crespo y Javier Saviola. Descontó Drogba y el equipo dirigido por José Pekerman terminó sufriendo en los últimos minutos. Contra Serbia y Montenegro se vio el mejor rendimiento argentino. Con contundencia, buen juego y abundante floreo, como fue en el gol de Esteban Cambiasso, con una jugada previa de 25 toques. Fue un 6 a 0 que ilusionó a propios y a extraños. Maximiliano Rodríguez en dos ocasiones, Cambiasso, Crespo, Tévez y un muy joven Lionel Messi, sellaron la goleada. El último partido del grupo, ante Países Bajos, fue un empate sin tantos, con ambos equipos clasificados y sin tomar demasiados riesgos de cara a los octavos de final.

         Allí esperaba México, dirigido por el argentino Ricardo La Volpe. El conjunto azteca superó tácticamente al albiceleste. Fue un obstáculo muy duro de sortear. Los de verde se pusieron en ventaja a través de Rafael Márquez. Crespo empató rápidamente para Argentina. Daba la sensación de que México podría adelantarse, pero una jugada y definición galáctica de Maxi Rodríguez, le dio el triunfo y el pase a los cuartos de final a los dirigidos por Pekerman.

         En esa instancia, había que sortear al local. Alemania es la sombra negra de Argentina y en ese momento no sería la excepción. Allí también se vieron lapsos de buen juego de los albicelestes. Fueron superiores a los alemanes hasta que se pusieron en ventaja con un preciso cabezazo de Roberto Ayala, a los 4 minutos del segundo tiempo. En ese momento, en el que el local estaba desconcertado y groggy, listo para recibir el golpe de nocaut, Argentina cedió la posesión de la pelota y se replegó en forma peligrosa. Los cambios realizados fueron, cuanto menos, bastante polémicos. Sacó a Crespo (hay que tener un muy buen motivo para sacar al goleador del equipo) y a Riquelme (quién no había hecho demasiado o, mejor dicho, había hecho menos de lo que se esperaba de él), dejó en el banco a Messi y tuvo que quemar una variante por la lesión de Abbondanzieri. Y así llegó la igualdad alemana, faltando 10 minutos para el final. El alargue no mostró demasiado y se fue a la definición por penales. Los germanos jamás en la historia habían perdido una serie desde los 12 pasos… y ese día tampoco. Argentina volvió con las manos vacías y con las sensaciones descriptas al principio.

         En opinión de quién escribe, la Argentina contaba con chances, pero no era el candidato número uno. Tenía no más oportunidades que los restantes siete equipos que estaban también en cuartos de final. ¿Si con Abbondanzieri – eterno ganador de definiciones por penales con Boca Juniors – se pasaba? Es incomprobable. ¿Jugó mejor que el resto? Definitivamente, no. Tuvo momentos de alto vuelo, tanto con Serbia y Montenegro, como con Alemania durante 50 minutos. La selección argentina de 2006 contaba con grandes jugadores, pero no se vio un patrón de juego definido.  

El Puma