LIBRÓ MUCHO MÁS QUE UNA BATTAGLIA

A partir del torneo Apertura 1998, y con la llegada de Carlos Bianchi a la dirección técnica, comenzaba la mejor época dorada de Boca Juniors. Luego de seis años y varios entrenadores pasados a la hoguera, el “Virrey” puso fin a un largo letargo y empezó a escribir el capítulo más rico de la historia del club. El conjunto de la Ribera basó su juego en una defensa sólida, con Walter Samuel como el hombre fuerte, Hugo Ibarra y Rodolfo Arruabarrena como laterales que pasaban al ataque permanentemente y Jorge Bermúdez complementándose con el resto. En la mitad de la cancha, había dos pilares, uno para la contención, que era el colombiano Mauricio Serna y el otro para la creación: Juan Román Riquelme. Adelante un delantero por afuera, Guillermo Barros Schelotto, que asistía al goleador, Martín Palermo. En los años siguientes, Serna empezó a lesionarse y tras un desfile de jugadores que pasaron por su puesto, el que finalmente se afianzó en ese puesto fue un joven producto de la cantera “xeneize”, el santafesino Sebastián Battaglia. El volante central se ganó rápidamente la consideración de Bianchi y, cuando no podía jugar en su puesto, lo hacía por izquierda. Finalmente, se ganó el puesto y fue partícipe fundamental de la obtención de la Copa Libertadores y la Intercontinental, frente a Real Madrid. El panorama pintaba muy favorable, no faltaba gente que veía a Battaglia como el volante central titular de la selección argentina. Pero la desgracia empezó a jugar y, a los pocos días de regresar como campeón del mundo, se rompió los ligamentos cruzados de su rodilla y comenzaba su vía crucis con las lesiones. Regresó y, lentamente, fue recuperando su nivel hasta volver a ser imprescindible. Su muy buen nivel llamó la atención a Villarreal, de España, que se lo llevó en 2003. En el “Submarino Amarillo” volvió a ser víctima de las lesiones y no logró demostrar todo su potencial. A los dos años, regresó a Boca. Allí volvió a ser importante e integró el doble 5 con Fernando Gago, primero, y Ever Banega, después. Y siguieron los éxitos… y las lesiones. Battaglia, alternó muy buenas actuaciones con largos períodos de inactividad. Hasta que no pudo regresar. Su último partido fue contra All Boys, en las fechas finales del torneo Apertura 2011, que consagró a Boca como campeón invicto. Retirado por obligación, el “León”, con todos los obstáculos que sorteó, es el máximo ganador de la historia del club. De no haber tenido esos problemas físicos, quién sabe cómo sería recordado en el día de hoy. El Puma

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