LA VIGENCIA DE LUCHO

En abril de 1999, debutaba en primera división, jugando para Huracán, Luis Oscar González, más conocido en el mundo del fútbol como Lucho. Este volante de tranco largo, gran habilidad y mente fría, tenía un mal comienzo ya que su club se fue a segunda división. Allí, con más minutos en el primer equipo, comenzó a destacarse y fue fundamental para el regreso del “Globito” a la máxima categoría. Su rendimiento iba en ascenso, y tras dos grandes temporadas, era claro que la partida de Parque Patricios iba a ser inminente. Fue tentado por Racing Club, equipo del que es hincha confeso, y River Plate. Después de meditarlo y de algunas idas y venidas, aterrizó en Núñez. Las expectativas sobre su rendimiento fueron altamente cumplidas. Lucho fue clave en la conquista de los torneos Clausura 2003 y 2004, y de las actuaciones del “millonario” en las Copas Libertadores 2004 y 2005, dónde alcanzó las semifinales. Pocos goles hay en su haber, a pesar de tener mucha llegada, pero tiene la particularidad de haberle marcado a todos los equipos grandes: Boca Juniors, Independiente, Racing y San Lorenzo. Sus buenas actuaciones en River, lo catapultaron a la selección nacional y a Europa. Marcelo Bielsa le dio la confianza con la camiseta albiceleste y Lucho respondió siendo clave en la obtención de la medalla dorada en los Juegos Olímpicos de Atenas y en la Copa América 2004, en Perú, donde Argentina quedó a la puerta de la definición ante Brasil, por penales. Fue transferido de River a Porto, de Portugal. En el conjunto lusitano fue figura y también obtuvo títulos a nivel local. Cuatro años más tarde, lo compró el Olympique de Marsella, en 18 millones de euros, la adquisición más cara de la historia del club francés hasta ese entonces. En el sur de Francia, volvió a dar una vuelta olímpica, dándole a los marselleses un título local después de 18 años de sequía. Su aventura en el país galo duró tres años y Lucho regresó a Porto. En el medio, disputó el Mundial de Alemania, en 2006. Luego de la Copa del Mundo, fue convocado esporádicamente. Una vez por Diego Armando Maradona, para la recordada goleada recibida en La Paz – Lucho hizo el gol del honor – y la otra por Alejandro Sabella. Jugó un año y medio en Qatar, en Al Rayyan. A mediados de 2015, regresó a la Argentina y, al igual que 13 años atrás, tuvo el dilema entre ir a Racing o a River. A pesar de su marcado y declarado fanatismo por la “Academia”, volvió a elegir Núñez. Allí, con más experiencia, manteniendo el oficio y con la calidad intacta, ayudó al “millonario” a obtener la Copa Libertadores que se le negó en su paso anterior, y la Copa Suruga Bank. A pesar de haber firmado por 2 años, al finalizar el primero, decidió rescindir porque deseaba tener más minutos, como requiere todo ganador nato, y no solamente estar cómodo. Se marchó a Atlético Paranaense, dónde consiguió lo que deseaba, fue nombrado capitán del equipo y siguió con la sana costumbre de dar vueltas olímpicas. Aún está vigente y anunció que se retirará en Curitiba a fin de este año. Su carrera fue brillante y es, en la actualidad, el jugador argentino que más títulos ganó detrás de Lionel Messi. El Puma

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