EL FÚTBOL POST PANDEMIA


Van cinco meses sin fútbol en la Argentina. Por una circunstancia de fuerza mayor, se suspendieron todos los torneos, desde la primera división hasta los federales. Los clubes, que ya estaban en situación crítica, luchan a brazo partido para sobrevivir, especialmente los más chicos. Durante este tiempo, no se presentaron protocolos, ni propuestas para reiniciar la competencia, siendo el único país en Sudamérica sin fecha de inicio, ni diseño de torneo. La competencia se va a reanudar, solamente porque hay equipos que juegan las copas Libertadores y Sudamericana, y la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) presionó a la Asociación del Fútbol Argentino (A.F.A) para que presenten protocolos, en especial porque adelantaron dinero de los premios a los clubes. Si bien hubo un intento desde la entidad madre nacional de prorrogar el inicio de las competiciones continentales, no tuvo apoyo de nadie. Entonces no quedó otra alternativa que permitir a los equipos comenzar a entrenar. Sin embargo, aún no hay fecha de inicio, ni forma de torneo local. Hacerlo en zonas es la idea que prevalece, pero no saben si hacerlo con 4 de 6 equipos o 6 de 4. Se debate si agregan una fecha con clásicos o no, los dirigentes prefieren evitarla, la televisión la desea con fervor. Antes de la cuarentena, se había disputado parte de la primera fecha de la Copa de la Superliga y se decidió darla por terminada desde donde se encontraba. En las circunstancias actuales y con toda esta incertidumbre, ¿es descabellado pensar que decidan continuarla? El foco está puesto exclusivamente en la primera división. Se cancelaron los descensos por los próximos años para aumentar el número de equipos, a pesar de que se mantendrán los promedios. Sin embargo, en las categorías de ascenso también hay problemas de diseño de torneo. Quedaban ocho fechas para la conclusión de la Primera Nacional y se votó para que se cambie el formato. Se pretende hacer jugar con eliminación directa, con ventaja deportiva para quien tenía mejor posición al momento de la suspensión. Esto trajo un revuelo importante, sobre todo en los clubes que se encontraban en posiciones de ascenso directo porque, consideran, esta medida los perjudica. La situación también está en veremos. De fecha de inicio, mejor no hablemos. Por otra parte, hay que preguntarse o, más bien, imaginarse un campeonato completamente diferente. Entre la cotización del dólar, las condiciones precarias de la mayoría de los clubes y jugadores que desearán ganar más dinero, habrá que pensar en una emigración masiva, pocas incorporaciones y enorme promoción de las divisiones inferiores. Difícilmente se puedan hacer incorporaciones rutilantes o repatriar figuras que estén en las mejores ligas del mundo, a excepción de las voluntades personales. Dentro de todas las desprolijidades a las que nos tienen acostumbrados, esta situación no debería sorprender. Siguen apareciendo talentos que se disfrutan cada vez menos en nuestra liga. Como también están los dirigentes que empañan el prestigio y la historia de este deporte. El fútbol argentino hace todo lo posible para ser cada año un poco peor. El Puma

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